jueves, 21 de octubre de 2010

ARGENTINA A orillas de los esteros


La llanura de agua y juncos se extiende hasta donde se pierde la vista mientras la pintoresca chalana roja navega por los canales que se entrecruzan interminablemente. Hernán Costaguta, el guía, conoce de me-moria estos vericuetos, y sabe bien por dónde ir para observar y fotografiar bien de cerca un yacaré, admirar a los carpinchos que se zambullen como en una pileta o llevar al lugar correcto a los amantes de la pesca, que llegan buscando a los que, según Hernán, son “los dorados más lindos del Litoral”.
En la provincia de Corrientes , cerca de la ciudad de Mercedes , el lodge Iberá propone entrar en contacto con la naturaleza en su estado más puro en los esteros del Iberá, una gigantesca red de arroyos, riachos, pantanos, lagunas y bañados que abarca entre 15.000 y 25.000 kilómetros cuadrados, formando el segundo humedal más grande del mundo, detrás del Pantanal brasileño.
Este mundo acuático (en guaraní, iberá quiere decir “agua brillante”) es uno de los ecosistemas más ricos del mundo, con unas 85 especies de mamíferos, 35 de reptiles, alrededor de 45 anfibios y unas 250 especies de aves, más del 90% de ellas nativas o autóctonas de la región.
En el lodge las estrellas son el ecoturismo y especialmente la pesca con mosca, en un sitio que cuenta con varios argumentos de peso: en primer lugar, sus aguas son muy cristalinas, y permiten pescar con moscas de tamaño reducido e incluso hacer snorkel; segundo, hay una gran abundancia de dorados; tercero, la exclusividad, ya que el lodge está alejado de centros urbanos y las salidas son en sitios exclusivos, sin cruzarse con otras lanchas o pescadores.
Un cuarto argumento para amantes de la pesca es la gran cantidad de canales y cruces –con una profundidad promedio de 2,5 metros–, lo que incrementa las áreas de buen pique.
La salida habitual de pesca comienza a alrededor de las 7.30 de la mañana en el primer turno, y alrededor de las 16, en el segundo. El lodge cuenta con botes americanos especiales para fly casting , que tienen capacidad para dos pasajeros más el guía, y la temporada alta va desde octubre hasta mayo.
Quienes no tengan experiencia en pesca con mosca encuentran aquí un buen lugar para aprender, porque se dan cursos personalizados. Y los que lo prefieran podrán practicar by casting y spinning .
“Es un sitio muy amplio, con muchos canales, y se puede pescar todos los días en un lugar diferente. Además, estamos cerca del nacimiento del río Corrientes, donde también se puede vadear o pescar desde la costa”, explica Hernán.
Al regresar al hotel siempre espera un buen refrigerio o mate con chipás recién elaborados o tortas caseras. Todo se hace “en casa”, de las comidas a los panificados.
Los quesos los elabora María, una vecina del lugar, y la miel, también casera, es de otro vecino de la zona.
Además de pesca, el lodge Iberá tiene una interesante propuesta de ecoturismo, a través de actividades de granja, senderos y picadas de trekking, cabalgatas, paseos y excursiones en lanchas o chalanas y salidas de avistaje de aves, siempre con guías especializados.
Como Piqui, que conoce como nadie los montes y humedales del lugar, e ideó un par de picadas que permiten internarse en el monte y conocerlo desde adentro. Uno de los senderos atraviesa en pocos metros tres zonas fitogeográficas bien diferenciadas –monte paranaense, selva misionera y espinal chaqueño–, mientras Piqui va identificando las distintas plantas, enseñando sus usos medicinales y contando algunas historias, como la del tembetarí. Se pueden ver corzuelas, jabalíes, zorros y carpinchos, entre otras especies.
Para cabalgar hay dos opciones, una de las cuales pasa por un cementerio en medio del monte y atraviesa arroyos y varios montes costeros. El otro recorrido va hasta el paraje Boquerón, con su escuela rural, y permite conocer la forma de vida e idiosincrasia de sus habitantes.
Allí, los artesanos trabajan en isipó o liana, lana, espartillo, hilados y tejidos manuales y cuero. Se puede regresar hablando algunas palabras en guaraní y conociendo algo más de la cultura del gaucho correntino.
De regreso en el lodge, nada mejor que relajarse en el salón de juegos –Direct TV en un gran LCD, mesa de pool, metegol–, bucear en Internet –hay Wi Fi– o tomarse todo el tiempo del mundo para degustar las delicias que regala el chef Rodrigo Arbelais.
En una noche templada, no olvidará esa paciente ronda en torno al gran fogón en el que se va cociendo, lentamente, un tierno corderito.

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